El Secreto de Catherine Cesnik


  Que Secreto esconde...?
Tenemos como conocimiento vago en nuestras mentes que hay muchos casos allá fuera sin resolver, esto es cierto y siempre lo ha sido. Cosas terribles y grotescas que indignarían a cualquiera han sucedido en todo el mundo a lo largo de la historia sin que fuera puesta al descubierto por mucho tiempo  la evidencia y la realidad detrás de crímenes perturbadores. Es por ello que quiero señalar un caso perdido entre los archivos, que últimamente ha gozado de cierta fama y ha causado revuelo, en gran parte por la muy buena serie documental (The Keepers) que este año fue  puesta a nuestro alcance por Netflix, donde nos muestran un caso particular que ya al principio parece complejo, pero que se desenvuelve mostrando una terrible realidad más alla de lo que se ve en la superficie.

Catherine Cesnik
Sin más, hablemos de Catherine Cesnik, porque es ella en sí la puerta hacia lo perturbador y grotesco. Era una monja católica que nació el 17 de Noviembre de 1942 en la ciudad de Pittsburgh en los Estados Unidos, llegó a ser profesora de lengua inglesa y de drama en el "Instituto de Mujeres Arzobispo Keough" en Baltimore, Maryland, donde las alumnas tomaron gran afecto hacia la joven monja por su amabilidad y buen corazón; era un ejemplo de buena conducta para todos y transmitia calidez a quienes la rodeaban.
 Lamentablemente la Hermana Cathy  -como  era apodada- termino por convertirse en el centro de revuelo tanto del Instituto de Mujeres Arzobispo Keough como de toda la pacifica ciudad de Baltimore cuando el 7 de Noviembre de 1969 salió de su apartamento que compartía con la también monja, Hermana Helen Russell Philips en los apartamentos Carriage House en la 131 North Bend Road en Cantonsville, para dirigirse al Centro de Compras Edmondson Ville en busca de un regalo para su hermana (Marilyn Cesnik) por motivo de su reciente compromiso. La Hermana Cathy no volvió a los departamentos de Carriage House esa noche; desapareció. La Hermana Russell comenzó  a preocuparse con el paso de las horas durante las cuales Cesnik no mostraba señales de regresar y llamó a conocidos en común pidiéndoles que fueran a los departamentos Carriage House para esperarla, estos eran el Reverendo  Peter McKeow  y el Reverendo Gerard J. Koob. 

Esperaron por la llegada de Cesnik y anunciaron a la policía la desaparición de la monja, quienes comenzaron su búsqueda en las calles de Baltimore, pero aun a las 4:30 de la madrugada, no daba muestras de aparecer. Es a esta hora que McKeow y Koob quienes aún permanecían esperando en el apartamento de las monjas deciden salir a dar una caminata y encuentran el auto de Cesnik a las 4:40 am, estacionado ilegalmente en diagonal al complejo de apartamentos, el cual mostraba pruebas de haber sido conducido por terreno lodoso. Después del hallazgo del vehículo la policía busco en toda la zona sin encontrar nada referente a  Catherine Cesnik.

Los registros muestran que Cesnik cobro esa noche un cheque de pago en el First National Bank en Cantonsville, y posiblemente hizo una compra en la panadería Muhly’s en Edmondson Ville, ya que una caja de bollos de panadería fueron hallados en el asiento frontal de su auto. 
Los residentes del conjunto de apartamentos Carriage House reportaron haber visto a Cesnik en su auto alrededor de las 8:30 esa noche, y otros reportaron ver su auto ilegalmente estacionado en el sitio donde fue encontrado en un aproximado de dos horas más tarde.
Cercanias del terreno donde fue encontrado el cadaver de Cesnik
 De allí en adelante la incertidumbre reina entre toda la gente conocedora de la monja y entre la población de Baltimore en general ya que las pistas eran muy vagas y escasas y no aparecía señal alguna del paradero de Catherine, hasta que, el 3 de Enero del año 1970, para horror de la comunidad su cuerpo fue encontrado por un cazador y su hijo en un terreno baldío en la remota área de Lansdowne al Sur de la ciudad y el condado de Baltimore. Cesnik tenía solo 26 años de edad. Con la mitad superior del cuerpo desnuda y afectada por los elementos las autoridades hicieron lo suyo y se reveló mediante autopsia que la causa de la muerte había sido una hemorragia intracerebral  causada por una fractura en su cráneo en su sien izquierda ocasionada  por un objeto sólido.

Entonces es cuando pensamos: ¿Por qué alguien haría esto a la Hermana Cathy? Tal como pensaron las alumnas y el resto de los que la conocían. Era una persona amable de una conducta intachable, del agrado de todos y el desprecio de nadie. ¿Por qué motivo asesinarían a una monja de esta manera? Por mucho tiempo esto permaneció en el  mismo inerte estado al que se llegó después de pocos días de encontrar el cuerpo, pero, alguien tal vez conocía la razón de aquel crimen, alguien que  permaneció oculto durante muchos años. ¿Cuánto tiempo tardo el caso en descongelarse? Se preguntaran: casi 25 años. ¿Por qué? Por una persona que haría nacer en las mentes de los ciudadanos de Baltimore en 1994 un torrente de ideas que no dejarían a la comunidad ser lo mismo después. Debemos volver al Instituto de Mujeres Arzobispo Keough y sus alumnas, porque entre ellas hubo una que dijo haber sido llevada a aquel terreno baldío de Lansdowne, con toda la intención de que observara el cadáver lleno de gusanos de Catherine Cesnik.

Jean Wehner
Jean Wehner
Jean Wehner, en el año 1967 era una alumna más de tan solo 14 años de edad del Instituto de Mujeres Arzobispo Keough, una chica como las demás, pero que se había visto en situaciones terribles durante su infancia, cuando su tío abusaba sexualmente de ella al ésta ser dejada a su cuidado, incluso éste dejando que otros hombres tomaran parte en el abuso. Esto jamás lo dijo y los traumas de infancia la acompañaron hasta su entrada en el instituto católico. A pesar de nunca haber revelado a nadie su pasado, era de esperarse que recuerdos de eventos tan terribles para una niña la persiguieran en todo momento y que buscara alivio de ese tormento en el lugar al que los católicos devotos suelen acudir en busca de limpieza. Así, Jean entro al confesionario para buscar el perdón de Dios si de alguna forma lo había ofendido, pero el Padre que escuchaba no era en realidad una persona benevolente. El Padre Neil Magnus escuchó el relato de la inocente muchacha y en uso y chantaje de todo lo que su toga representaba le dijo a Jean que “No sabía si eso podría ser perdonado” y que “Necesitaría de ayuda especial para que Dios la perdonara”. Mientras el Padre Magnus decía esto, se masturbaba argumentando que su esperma era la ostia que podría limpiar sus pecados. En adelante Magnus continuó con sus perversiones, pero incluyo a otro personaje relevante: Joseph Maskell, quien por aquel entonces dirigía el  Instituto de Mujeres Arzobispo Keough.
Padre Joseph Maskell

Joseph Maskell
El padre Joseph Maskell creció en el noreste de Baltimore y se graduó en el Calvert Hall College, pasó a entrenar en un seminario cercano. Fue ordenado como sacerdote en 1965 y poco después asumió el papel de capellán del Arzobispado High School de Keough. Maskell era un hombre carismático con un interés particular por la psicología. La concurrencia de sus características personales y su posición de poder como capellán,  afloraron en él conductas que lo llevarían a buscar a las jóvenes más débiles de mente y con las peores relaciones con sus padres para desencadenar tras las puertas de Keough una oleada de abusos que le darían nauseas a cualquiera. Abusó de docenas de menores, destruyéndolas mentalmente primero y haciéndolas sentir sucias por medio de sus habilidades psicológicas, para después mentalizarlas de que su semen era el cuerpo del espíritu santo y su pene el cuerpo de Cristo, por medio de los cuales podrían volver al agrado de Dios. Jean Wehner no fue la excepción, que fue llevada a él por el Padre Neil Magnus, y comenzó Maskell a implementar en la jovencita rutinas de “limpieza” donde la hacía tragar su semen para que según él el espíritu santo estuviera dentro de ella.

Pero a medida que pasaban los años, Maskell invitaba a otros con las chicas, hombres relacionados con el arzobispado, políticos e incluso policías a involucrarse con las jóvenes. Las llamaba fuera de clase y desde su despacho por el sistema de megafonía, hechos que las llenaban de temor y miedo, donde los hombres estaban esperando para tener su camino hacia ellas, e incluso les hacían exámenes vaginales. Algunas de las chicas que fueron objeto de abusos recuerdan cómo Maskell protegía a los agentes de policía que frecuentaban su oficina con sus uniformes. Maskell mantenía fuertes vínculos con la policía. Además de ser capellán de Keough, también se desempeñaba como capellán de la policía del condado de Baltimore, la Policía Estatal de Maryland y la Guardia Nacional de Maryland.

Catherine Cesnik
Pero ahora volvamos a Catherine Cesnik, la monja que daba clase a estas pobres jóvenes. Jean Wehner fue alumna de Cesnik, perdida y de mirada ausente en el aula de clase, era una chica que exudaba el infierno y trauma que estaba viviendo sin necesidad de decir una palabra. La Hermana Cathy comenzó a tener curiosidad por ella y por los comportamientos extraños y de pánico de las jóvenes que eran llamadas por el megáfono  de Maskell, hasta que un día estuvo a solas con Wehner que ya contaba con 16 años de edad para entonces (1969), se acercó  y le pregunto a la chica si alguien estaba haciendo algo que no estaba bien, si estaban abusando sexualmente de las niñas. Jean solo afirmo con la cabeza y confirmo las sospechas que tenía la Hermana Cathy y revelando a esta el secreto de Maskell. Así, la monja de corazón cálido y tierno dijo: “Hare que se detenga”.

Pocos meses después, como ya sabemos, la Hermana Catherine Cesnik desapareció para ser encontrada dos meses más tarde de su desaparición en un terreno baldío, con la mitad superior de su cuerpo desnudo y una fractura en su cráneo que ocasionó su muerte. El caso había quedado básicamente ahí, olvidado, mientras las muchachas del Instituto de Mujeres Arzobispo Keough continuaban y se graduaban, crecían y se apartaban de aquel lugar que escondía el sufrimiento y la pesadilla de muchas. No fue la excepción Jean Wehner quien se graduó de Keough en el año 1971 para su alivio. Se casó, tuvo hijos y continuo con su vida borrando cuanto podía todo recuerdo perteneciente a su época en el instituto. Pero en 1992 al ver un anuario escolar, vio las fotos una junto a la otra de dos miembros de Keough: Joseph Maskell y Neil Magnus. Fue en ese momento que el flujo de recuerdos la invadió y decidió hablar al respecto. A pesar de que Magnus había muerto en 1988, Jean demandó a Maskell por todos los abusos ocurridos a su persona y se puso en contacto con otras ex -alumnas   que también alegaban haber sido víctimas de abuso por parte del sacerdote (más de 35 mujeres revelaon sus secretos). Teresa Lancaster también se unió formalmente a la demanda, ambas bajo seudónimos: Jane Doe (Jean Wehner) y Jane Roe (Teresa Lancaster). Adicionalmente Jean dijo recordar un hecho que vinculaba la muerte de Catherine Cesnik en 1969 con el abuso sexual que tenía lugar en Keough y el caso del asesinato de la monja volvió a ser tema de conversación en Baltimore cuando se retomaron las investigaciones. Jean dijo que Maskell la había llevado al terreno baldío donde le mostró el cuerpo de la Hermana Cathy que empezaba a verse afectado por el clima y mientras la pobre chica trataba de quitar los gusanos que se arrastraban por la cara de su fallecida profesora, Maskell dijo tras de ella: “Ya ves lo que pasa cuando hablas mal de las personas”.

Maskell había salido de Keough en 1975 por numerosas quejas de padres y empezó a moverse de parroquia en parroquia dentro de la ciudad de Baltimore desde entonces, dejando en todas rastros de abusos y perversiones. Al momento de las acusaciones (1992) se encontraba en la parroquia de Santa Cruz en Baltimore, pero fue rápidamente movido por la arquidiócesis al Instituto de Vida en Connecticut donde recibió “tratamiento”. Pronto (1993) se le permitió regresar al Ministerio, pero al arreciar la investigación de la policía en el caso de que se le acusaba con respecto a la muerte de Cathy Cesnik, renunció al sacerdocio.  Era 1994.
El Padre Maskell huyó a Irlanda, lugar que por lo general nombraba, ya que era de ascendencia irlandesa. Allí se reporta que trabajo como psicólogo y se presentaba como sacerdote. Durante su tiempo en Irlanda entre los años 1995 y 1998 no se tienen registros de que haya tenido acceso a niños o adolescentes, ni hasta la fecha se han presentado reportes de abuso.
Tumba de Maskell
Joseph Maskell murió el 7 de Mayo del año 2001, 7 años después de huir de la arquidiócesis de Baltimore, a la edad de 62 años, sufriendo en su estado físico débil y consumido desde dentro por algo indescriptible de un ataque fulminante. Jamás fue formalmente sentenciado ni sancionado por ninguno de los crímenes que se le acusó, ni los abusos reiterados a las jóvenes del Instituto de Mujeres Arzobispo Keough, ni de otros abusos en los lugares donde ejerció su poder.

Ademas, Joseph Maskell se llevó algo más a la tumba, el secreto de la Hermana Catherine Cesnik y de si había sido el responsable de su  muerte directa o indirectamente, y si esta tenía relación con ella conocer su secreto y lo que sucedía tras las puertas de Keough. Tal vez nunca lo sabremos. Aun al día de hoy el asesinato de Catherine Cesnik sigue sin ser resuelto, mientras la Iglesia pone trabas y niega haber tenido cualquier conocimiento de los abusos de Joseph Maskell antes de que las acusaciones de Jean Wehner salieran a la luz, y mientras la policía que ejercía el cargo décadas atrás perdieran o se nieguen a revelar información que podría ser clave para el caso.
Jean Wehner en la actualidad.

En lo PERSONAL, imaginar el terror y la desesperanza de Catherine cuando de alguna manera fue atacada y llevada a su muerte, e imaginar el desgarrador dolor, tristeza y desesperanza en el mundo que debian sentir las inocentes jovenes de Keough mientras eran privadas de la alegría de la juventud de esa manera tan sucia es indignante. Es indignante que personas como Neil Magnus, Joseph Maskell y cualquier otro involucrado en el asesinato de Catherine Cesnik y encubrimiento  de éste y de los abusos ocurridos, queden indemnes y que hayan vivido sus vidas completas en libertad sin responder ante la ley. Tal vez ahora no sea posible poner tras las rejas al enfermo y diabólico difunto Joseph Maskell, pero alguien tiene que pagar, no solo por la muerte de Cesnik sino también por las vidas arruinadas de muchas jóvenes cuyos traumas jamás las abandonaron. La arquidiócesis de Baltimore aún tiene cuentas que rendir y secretos por revelar en uno de los tantos casos repugnantes de abuso que la iglesia católica ha encubierto.



Comentarios

  1. Maskell y el Mágnum son los lobos disfrazados de oveja de los que habla la Biblia y tendrán que responderle al Dios de los cielos y los policías y políticos asquerosos y los asquerosos delincuentes de la iglesia católica tendrán que pagar por lo que hicieron, se podrá escapar de la justicia del hombre pero jamás de la justicia de Dios.

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